📓 Diario Cuidarly
Este diario no es un blog. Es mi cuaderno de trincheras.
Aquí escribo lo que me remueve, lo que vivimos muchas, lo que duele y también lo que nos hace fuertes.
A veces es desahogo. A veces una herida abierta. Otras veces, una verdad que por fin encuentra palabras.
Pero siempre es real. Siempre es honesto.
Si alguna frase te toca, compártela. Si algún pensamiento te acompaña, llévatelo.
Este diario está hecho para ti. Y si alguna vez no encuentras las palabras, aquí también vas a encontrarte.
📅 8 de septiembre de 2025
💬 El día que dije que no, y no me callé
Ese día no fue uno cualquiera.
Fue uno de esos días que te remueven por dentro,
en los que sientes el temblor en las piernas,
pero aun así decides sostenerte.
No por orgullo.
Por dignidad.
Me pidieron que hiciera algo que no me correspondía.
Algo que llevaba tiempo aguantando por miedo,
por costumbre, por ese “mejor no decir nada”.
Pero ese día, respiré hondo y dije:
“Lo siento, eso no está en mis funciones. No puedo hacerlo.”
Me miraron raro.
Me juzgaron.
Pero yo sentí algo nuevo: alivio, paz, orgullo.
Ese día entendí que cuidar también es cuidarme.
Que decir que no no me hace menos profesional.
Me hace más fuerte.
Por eso lo dejo escrito.
Para no olvidarlo.
Para que otras también se animen.
Porque cuando una dice basta, muchas empiezan a despertar.
¿Tú también lo has vivido? ¿Te cuesta poner límites? Cuéntamelo por WhatsApp. No estás sola.
💬 Escribir por WhatsApp
✊ Decir que no también es cuidar.
#ConLímitesSíSePuede
Con respeto y fuerza,
Jennifer – Cuidarly
📅 31 de julio de 2025
🕯️ Por Teresa. Por todas.
Esta semana tenía otro mensaje preparado.
Pero ya no podía mandarlo igual.
Porque mataron a una de las nuestras.
Se llamaba Teresa de Jesús.
Tenía 48 años.
Trabajaba como auxiliar de ayuda a domicilio.
Estaba en la casa de siempre. Con la misma familia de siempre.
El marido de la usuaria la atacó a machetazos.
Y murió haciendo su trabajo.
No fue un accidente.
Fue abandono.
Fue desprotección.
Fue violencia institucional.
Y todavía hubo quien se atrevió a decir…
“Fue negligencia de la compañera. Seguro que hubo señales antes.”
¿Negligencia? ¿De Teresa?
¿La que fue asesinada mientras trabajaba?
No. Lo digo claro: eso no fue negligencia.
Eso fue abandono.
¿Cómo se puede tener tan poca empatía?
¿Cómo se puede culpar a una compañera que ya no está para defenderse?
Lo que pasó con Teresa nos duele a todas,
porque sabemos que pudo habernos pasado a cualquiera.
A muchas ya nos ha pasado esto:
– “Este usuario me da miedo”
– “No está bien psicológicamente”
– “He avisado. He contado cosas.”
¿Y qué nos dicen?
– “Tú tranquila.”
– “Eso es lo que hay.”
– “Ya sabemos cómo es.”
Y aún así… te mandan.
Sola.
Como si no importaras.
Como si fuéramos de piedra.
Culpar a una víctima asesinada es violencia.
Teresa no murió por negligencia.
Murió porque quienes debían protegerla no hicieron nada.
Y si tú también has sentido miedo.
Si tú también has avisado y no te escucharon.
Aquí tienes un espacio para contarlo.
Porque ya está bien.
Porque no vamos a permitir más violencia disfrazada de normalidad.
Porque si Teresa hubiera sido escuchada,
hoy estaría viva.
¿Tú también lo has vivido? ¿Te sentiste sola, ignorada, en peligro?
Cuéntamelo. Por WhatsApp. Con confianza. Aquí te escuchamos.
✊ Por Teresa. Por todas.
#YaNoMeCallo
Con rabia, respeto y amor,
Jennifer – Cuidarly
📅 28 de julio de 2025
Volver después del silencio
Llevo semanas sin escribir. No porque no quisiera. Sino porque no podía.
Porque todo se me vino abajo y no sabía cómo sostenerlo. Ni a mí, ni a mi hijo, ni a este proyecto.
Estaba a punto de comprar un piso. Tenía la hipoteca firmada, la reserva pagada, el cuerpo agotado pero ilusionado.
Y de golpe, todo se torció.
Los bancos, las condiciones, las presiones… y el miedo.
Empecé a dormir mal, a llorar en silencio, a intentar ser fuerte sin poder.
Y entonces lo supe: tenía que parar.
Me sentí culpable. Porque parar cuando eres referente parece que no se permite.
Pero lo hice. Porque necesitaba silencio. Y en ese silencio me encontré.
Una oportunidad inesperada apareció: un piso en Comarruga, cerca del mar. Sin tanto desgaste. Sin tanta lucha.
Me mudé. Monté un rincón de trabajo. Y volví a mí.
Pero no a la Jennifer que empuja todo el tiempo.
Volví a la que respira, a la que escucha, a la que también se permite caer.
Cuidarly no paró en mi corazón. Pero sí necesitaba pausa en mi cuerpo.
Porque esto no es solo un proyecto. Es mi empresa sagrada.
Y yo no quiero sostenerla desde el agotamiento, sino desde la verdad.
Gracias por seguir ahí, incluso cuando no dije nada.
Gracias por no soltarme.
Gracias por recordarme que esto lo estamos haciendo juntas.
Lo que viene es más real, más profundo, más humano.
Y si tú también estás volviendo de un silencio, de una pausa o de un derrumbe…
quiero que sepas que no estás sola.
Con cariño,
Jennifer
¿Te pasó algo parecido? ¿También has tenido que parar?
Cuéntamelo, aunque sea anónimo. Lo que no se dice, se acumula. Y aquí sí se escucha.
📅 7 de mayo de 2025
Cuando la coacción se disfraza de legalidad
Esta semana me han llegado varias historias de compañeras distintas. Y todas, aunque diferentes, comparten lo mismo: abuso de poder.
Coordinadoras, responsables o delegados sindicales que juegan con lo más sagrado que tenemos: nuestras horas, nuestro contrato, nuestro pan.
Una de las historias que más rabia me ha dado es la de una empresa que, para ahorrarse el pago de horas extra, intenta implantar una bolsa de horas.
Pero no lo hace de forma legal. Lo hace con miedo. Con coacción.
Les dicen a las trabajadoras: “O firmas esto, o te reducimos las horas.”
Y cuando una se atreve a poner “no conforme”, le responden: “Eso no vale. O firmas, o se te caen las horas.”
Eso es ilegal.
Cualquier cambio en tu contrato debe hacerse por mutuo acuerdo.
Y tú tienes derecho a entender, a llevarte el documento a casa, a decir que no.
Porque tu firma tiene valor. Y quien la utiliza sin tu consentimiento, está abusando de ti.
Lo más triste es que estas estrategias no solo son injustas, también son frías.
Se aprovechan de que muchas auxiliares son madres, monoparentales, que no pueden permitirse rechazar un cambio por miedo a perder lo poco que tienen.
Se aprovechan de que no puedes permitirte un abogado.
Y eso, compañera, no puede seguir siendo así.
Si estás leyendo esto y alguna vez has firmado algo sin querer hacerlo, por miedo o presión… quiero que sepas que no estás sola.
Y que no estás loca. Estás sobreviviendo.
Pero aún así, tienes derecho a decir: “No estoy de acuerdo.”
Infórmate. Busca una segunda opinión. Fuera de la empresa.
Tu dignidad no se negocia.
Y tu firma, tampoco.
💥 Si alguna vez viviste algo así, tu historia importa.
✍️ Compártela en #YaNoMeCallo
📅 23 de abril de 2025
No puede ser. No puede seguir siendo así.
Estoy tan cabreada. Tan harta.
Porque me llegan cada semana historias de compañeras y siempre es el mismo patrón: abuso de poder.
Coordinadoras, jefas, responsables… mujeres, muchas veces, utilizando su «categoría superior» para manipular, pisar y silenciar.
¿Cómo puede ser que una mujer le haga eso a otra mujer?
¿Cómo puede ser que todavía se sigan inventando PDF falsos con tareas que no corresponden?
¿Cómo puede ser que alguien se atreva a decir “tú vas a limpiar porque lo digo yo”, como si fuéramos empleadas domésticas a su servicio?
¿Y dónde está la inspección? ¿Dónde están los sindicatos cuando se necesita que actúen?
Lo peor es que lo saben, lo ven, y lo siguen haciendo.
Y se aprovechan de que muchas somos madres, monoparentales, con sueldos precarios.
Saben que no podemos permitirnos denunciar, que no vamos a gastar 100€ en un abogado cuando tenemos que pagar el piso y alimentar a nuestros hijos.
¿Tú te crees que es justo levantarse cada mañana con ansiedad, con miedo, con la sensación de “a ver qué me espera hoy”?
¿Tú te crees que este trabajo, que es hermoso, humano, que sostiene vidas… tenga que vivirse como una pesadilla?
Nos están rompiendo.
Nos están enfrentando a los usuarios porque ya los tienen acostumbrados a que les limpiemos todo.
Y si decimos que no, nos tachan de malas. Se inventan lo que sea. Te manipulan. Te señalan.
Pero ya no.
Yo no me callo.
Y tú tampoco deberías.
💥 Si alguna vez viviste algo así, tu historia importa.
✍️ Compártela en #YaNoMeCallo
📅 21 de abril de 2025
Esta soy yo, y este es el lugar donde vengo a serlo
No sabía cómo empezar, y aún así estoy aquí escribiendo.
Porque hay días que me pesa el pecho de tanto callarme lo que siento.
Porque a veces acompaño a otras compañeras a sostener su dolor, pero ¿quién me acompaña a mí?
Este diario nace como un lugar donde poder escribir sin filtros.
Sin tener que justificarme. Sin necesidad de poner buena cara ni de sonar fuerte si no lo estoy.
Escribo para mí, pero también para ti. Para esa parte tuya que tal vez nunca se atrevió a decir: “a mí también me duele cuidar”.
Aquí van a vivir frases que me nacen, momentos que me rompen, cosas que no digo en redes, pero que me atraviesan.
Aquí no hay consejos. No hay recetas.
Hay una mujer que cuida, que se cansa, que reflexiona, que a veces se rompe… y que aun así, se sigue eligiendo cada día.
Si llegaste hasta aquí, bienvenida a este espacio.
Ojalá alguna palabra te haga sentir un poquito más acompañada.
💌 ¿Te sentiste reflejada con esto?
✍️ Escríbeme por WhatsApp